06/05/15
La cultura latinoamericana aún se encuentra con bajos índices de equidad de género. Ese resultado es reflejado tanto en líderes políticos o personalidades públicas, como en los cargos directivos en los que las mujeres aún se ubican en menor número con respecto a los hombres.
Aunque hay una minoría de mujeres que no solo se destacan por la belleza o cualidades físicas, sino por su gran potencial de liderazgo y conocimiento; en los últimos años la equidad de género ha venido ganando terreno gracias a movilizaciones sociales, política y culturales, convirtiéndose en un tema que no puede quedar por fuera de la agenda pública o en cualquier organización.
Las estadísticas de fondos económicos reflejan que la igualdad laboral para hombres y mujeres contribuye como un factor de progreso para los países y ayuda a reducir la pobreza. Para Michelle Bachelet, líder política de Chile, por ejemplo, «el progreso de las mujeres es el progreso de todos y no se trata de una opción sino una necesidad”, a esto agrega que dichas necesidades en el ámbito laboral generan “sociedades más justas, más democráticas y sostenibles».
Un claro ejemplo está en las empresas colombianas, en donde las mujeres dan ese toque ‘equitativo’ entre empleados de cualquier rango directivo. La mayoría de ellas son personas justas, que toman correctivos por medio de los reglamentos internos de la empresa y no toman correctivos a manera personal, entre otras virtudes.
En 2013, el Ministerio de Trabajo calificaba de “bochornosa” la brecha laboral entre hombres y mujeres porque “un 59% de los trabajadores familiares sin remuneración son mujeres y el trabajo doméstico que es de 94%, está particularmente feminizado”.
Estos datos fueron alarmantes para el Gobierno Nacional, por lo cual iniciativas como el Programa Nacional de Equidad Laboral, bajo la consigna de generar ‘Igualdad Laboral’ en los colombianos, dieron inicio a la disminución de la problemática en aspectos como:
Esta política, que involucra a instituciones públicas, entre otras estrategias y el interés que se ha empezado a generar en las organizaciones, entre otras cosas por las virtudes de las mujeres en el mundo laboral, ha conseguido que el país haya venido avanzando en la reducción de la brecha de desigualdad.
Sin embargo, el desempleo de las mujeres (11.0%) es mayor al de los hombres (6.4%), el 51% de las mujeres ocupadas son informales, las personas que tengan personas a cargo reducen la oferta laboral femenina en 17.5% y la masculina sólo en 2.5%.
Además, a nivel salarial la comparación de hombres y mujeres del mismo nivel educativo arrojó que los hombres ganan en promedio 21% más que las mujeres, aun cuando estas trabajan en promedio 10.8 horas más a la semana.
Falta mucho por lograr una verdadera equidad de género en nuestra sociedad, pero las mujeres líderes demuestran cada día que tienen la inteligencia, la madurez y las mejores estrategias para desarrollarse en el campo laboral que deseen.
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