29/07/15
Desde que, a finales del siglo pasado, empezaron a hablarnos de la globalización, aprender otro idioma se convirtió en un aspecto que marca la diferencia en un profesional. Hoy por hoy, más que una simple necesidad, ser bilingüe se ha convertido en un requisito que representa una ventaja competitiva frente a otros, incluso si se tiene menos experiencia.
Y la razón es sencilla: la apertura de mercados y facilidad de movilidad laboral ha evolucionado de una manera tan vertiginosa, que ha posibilitado cada vez más desempeñarse laboralmente en el extranjero, trabajar en compañías nacionales y multinacionales y ampliar la necesidad de comunicarse en diversos idiomas.
En el ámbito laboral, las empresas le apuestan a perfiles potenciales en donde identifiquen por lo menos bases de conocimiento en segundas lenguas y en algunos casos brindan acompañamiento personalizado e intensivo para que adquieran el nivel esperado en corto tiempo, pero también hay otros casos en los que se generan compromisos de autoaprendizaje.
En la cotidianidad, un profesional está expuesto a diversos escenarios en los que requiere interactuar en otras lenguas, como por ejemplo capacitaciones, negociaciones, intercambio de información, desplazamientos, entre otros.
En Colombia los idiomas más demandamos en materia laboral son el inglés y el portugués. Eventualmente, dependiendo el origen de la compañía, emergen necesidades de dominio de Alemán, Francés y Mandarín. En cuanto al contexto global cabe destacar que el Español, por ser una lengua materna en un amplio número de países, hoy se puede considerar una prioridad para los extranjeros.
El refrán que afirma “el mundo es un pañuelo”, hoy es más cierto que nunca: las nuevas generaciones no pertenecen a un solo sitio, son ciudadanos del mundo. Por ende la preparación académica y el dominio de nuevas lenguas les abre las puertas a oportunidades laborales que cruzan fronteras.
Es ahí, entonces, cuando entra a jugar la importancia del idioma, pues es la base para comunicarse e intercambiar ideas, experiencias, ‘know how’ y cultura. ¿Cómo hacerlo, entonces, si no conocemos más que una lengua?
Saber otro idioma implica abrir la mente, tener iniciativa, acceder a nuevos conocimientos e información y querer explorar nuevas culturas. Así que más que una necesidad, una segunda tercera o cuarta lengua es hoy un sinónimo de oportunidad.
Por: Marcela Castillo, Business Manager Adecco Profesional
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